lunes, 26 de octubre de 2009

Pinceladas sobre Teresa de Jesús...


El silencio es una experiencia fundamental de la persona. Es una experiencia de ruptura, porque supone una interrupción en el discurso verbal y un espacio significativo para meditar y para dialogar con uno mismo.
La soledad es necesaria en la pedagogía del sentido. En realidad, es un requisito indispensable, porque en la soledad es donde mejor está el hombre consigo mismo y se conoce. En el silencio de la soledad se hace también posible la contemplación, la ordenación de nuestros conocimientos para explicarnos las experiencias de la vida.
La reflexión silenciosa sobre uno mismo no es sólo una mirada interior replegada sobre el yo y sus imágenes; es también intención, proyección del sí. La conciencia íntima no es una antecámara donde se enmohece la persona; es, como la luz, una presencia secreta, y sin embargo, irradiadora hacia el universo entero.
El silencio no es la mera negación de la palabra, esto es, la ausencia del verbo, sino que es un agente comunicativo, una forma de describir lo que no puede ser descrito por las palabras, esto es, lo místico. Hay un tiempo para hablar y un tiempo para callar en la vida humana. El espacio de lo místico, el mundo de los valores, de los sentimientos, de las creencias personales, es un espacio donde el silencio es el gran protagonista. El silencio es el lenguaje de lo místico.
La vida personal comienza con la capacidad de romper el contacto con el medio, de recobrarse, de recuperarse, con miras a recogerse en un centro, a unificarse. Sobre esta experiencia personal se fundan los valores del silencio y del retiro.
Si alguien sabe el perfil de la persona para acercarse al silencio que fructifica es Teresa de Jesús, Teresa la grande, Teresa de Ávila; monja carmelita nacida en 1515 y llevada a la gloria en 1582. Aunque su muerte física fue hace 427 años, su legado espiritual sigue dando fruto, no sólo dentro de la Iglesia Cristiano Romana, sino en quienes andan por las sendas de la vida espiritual.
Teresa de Jesús, ha dejado un gran legado a la humanidad. No sólo busca la perfección cristiana, que es el ideal de todos aquellos que practican la religión. Busca también la humanización, la sanación, la fidelidad, la dignidad de la persona, pone en primer plano a la persona, como un valor total y rotundo. Para llegar a esto es menester que cada uno inicie el viaje desde el conocimiento personal, dado que es ahí donde podemos encontrar cuáles son las causas de algunos letargos, vicios, crisis, angustias, temores, etc. Es en el conocimiento personal donde se inicia el punto clave para entrar en el silencio de armonía personal.
La experiencia de Teresa de Jesús nos invita ser participes del silencio totalmente humano, para gozarnos en el silencio divino; silencio que sólo es reconocido cuando se es capaz de experimentar la fragilidad y desnudez personal. Cuando hayamos sanado nuestra dignidad el ungüento que viene de la fuerza creadora, de la presencia auténtica, del amor hecho carne permitirá que el interior sienta la fuerza para seguir en el camino, para dar testimonio de algo que le sobre pasa y que sólo en el silencio y en el retiro se puede comprender, ningún caso hagáis de los miedos que se presenten, ni de los peligros que os pintaren.
El hombre por naturaleza es un ser que se ocupa. Hay quienes no pueden estar sin hacer nada, están imbuidos en el movimiento, en un ruido extremo que los lleva a recobrarse en el retiro en compañía de su silencio, en su vida interior. ¿Qué tiempo se dedica a guardar un poco de silencio, siendo conscientes de que este tiempo es uno de los más importantes en la vida, en el día? Teresa de Jesús nos hace una invitación: Martha y María siempre han de andar juntas, esto nos remite a que tenemos que ocuparnos en las necesidades cotidianas, sin olvidar la parte de encuentro con nosotros, con Dios.
Hay quienes por temor a encontrarse con ellos se olvidan de hacer y ser silencio en su vida, recordemos que una falta muy grande es seguir siendo los mismos. Aunque estemos donde estemos tenemos que cambiar, todo tiene movimiento, todo fluye. Decimos en ocasiones tengo que cambiar de look, tengo que cambiar esto o aquello, pero en ocasiones sólo somos capaces de cambiar por mera apariencia para que no vean lo que realmente somos. Lo que no fluye y cambia se pudre, se daña, se llena de telarañas y polvo ¿Porqué tanto miedo a no dar un paso hacia dentro del silencio, de la meditación? ¿Qué hay en el interior que no queremos abrazar e integrar a la vida? ¿Qué es aquello que tememos nos exija compromiso auténtico? En el silencio no hay que temer, sino mucho que desear. En estos momentos de silencio, de retiro, de reflexión se haya un gozo interior y exterior que nos invita a ser totalmente libres, auténticos, fieles a nuestro modo de vivir, sentir, andar, sanar, amar, agradecer a Dios en el mundo.
La experiencia de silencio, reflexión, retiro, en Teresa de Jesús es el encuentro con el Maestro Jesús, esta experiencia es la de la oración; para ella la oración es un trato de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama. ¿Cuántos de nosotros vamos en busca de un amigo, de un familiar que sabemos nos ama para contarle nuestros más íntimos secretos, experiencias, dudas, temores, agobios, etc.? Es en el encuentro con el Tremendo y Fascinante donde se hace presente lo que somos, donde se abre de para en par lo que hay en nuestro corazón, somos tan caros y tan tardíos, tan flacos y ruines que no queremos gozar de este bien; bien que nos lleva a la profundidad de los misterios que son para nosotros y nos esperan.
¿Qué podemos temer si somos imagen y semejanza de un Dios que es Amor? ¿No somos nosotros los que andamos en busca del Amor? Es en ese espacio sagrado que somos cada uno de nosotros donde habita el Amor, no lo busquemos fuera, él habita en lo más profundo de cada uno, sólo es cuestión de que nos determinemos a iniciar el viaje hacia dentro.
El silencio no es fuga, sino encuentro. En tanto, que cada uno de nosotros se va encontrando en el camino, ya no hay fugas de algunas situaciones que dentro del entorno cotidiano no queremos ver o se nos pasan por alto, es en este espacio donde somos capaces de ver con nitidez la vida y lo que ella nos presenta a cada instante; nos capacita para ir caminando por una senda firme, sólida. En el silencio auténtico, es decir, cuando la mente o como lo llama Teresa de Jesús, “la loca de la casa” está calmada, está donde tiene que estar, en la disposición de ser silencio, porque hay de estar a estar, podemos estar en actitud de silencio, pero nuestro interior, nuestra mente está pajareando en otras mil necedades; estando en tal estado de recogimiento la persona encuentra su centro, hace una depuración de todo aquello que no le ayuda en su crecimiento y va cortando la mala hierba. Dejemos que el Tremendo y Fascinante haga su obra en nosotros, no temamos, sino amemos.
En letras de Teresa de Jesús concluyo: “No hagamos torres sin fundamento, que el Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con el que se hacen” no hay que dedicar mucho tiempo, empecemos de lo poco a lo determinado, pero siempre con amor y más amor.
El secreto para entrar en el estado de silencio y reflexión es el amor con el que nos dispongamos a tener un encuentro con nosotros y con Dios. Y en ese encuentro recordar que es menester bendecir y agradecer por cada una de las situaciones que se nos presentan, ya que son para adquirir fuerza y madurez.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Soy ése


Soy ése que está en la puertaesperando que le mires,y cuando me miras:quisiera saber qué piensas, qué sientes, qué sueñas..qué te duele…quisiera poder abrazarte sabiendo todo lo que eresy amarte así…no amar la belleza ingenua de una sonrisa casual,quiero amar la belleza de la sonrisa que me dice que sabe que compartimos nuestros secretosuna sonrisa que nadie más entienda.Y te retiras… y mi secreto queda en él mismo…esperando que seas algún día el mirar de mi mirar,el abrazo que te cobije en las noches de dolor…entender que nadie más entiende nuestra sonrisa….

Catarsis...


Espero que al leer esto no hiera tus sentimientos, estas líneas son sólo una catarsis que les dedico a aquellas personas que viven lastimando a personas que tienen un credo distinto al suyo.
Cada uno es libre de andar el camino que queramos, para eso Dios, la Divinidad, Iahvé, Jehová, Alá, Olodumare, el Perfecto Equilibrio o como le queramos decir nos ha dado el libre albedrío; cada persona puede tomar sus propias decisiones sin dañar a terceros, ya sea de pensamiento, de palabra o de obra. Es muy natural que busquemos siempre el bien mayor para nuestra realización personal, estar estando con nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu en donde hagamos sólido nuestro estado de trascendencia y evolución, en palabras de los místicos de todos los credos “llegar a la unión transformante”.
La unión transformante, no sólo es el proceso por el cual pasan las personas que están dentro de la vía espiritual, y a eso estamos llamados todos, sino que es el camino de la humanización. Basta con que revisemos a Buda, a Jesús, a Orula, etc., y descubramos cómo ellos siendo humanos se humanaron, participando de la gracia del Amor. Ese Amor que engendra vida, ese amor que llamamos Dios, es quien ha movido y seguirá moviendo al mundo, dejando ver su acción en cada cultura, en cada credo, en cada religión en cada hombre y mujer que están en la senda espiritual. Somos tan ignorantes y algunas veces fundamentalistas, que se nos olvida que el Espíritu sopla donde quiere, y como quiere para dar a conocer la esencia de la bondad de la Divinidad. Dentro de nuestra ignorancia somos capaces de destruir a otras personas que tienen prácticas distintas a las mías, las llamamos satánicas o que tienen al diablo dentro, eso me causa risa, ya que, la ignorancia es la madre de los males que aquejan a la sociedad. Por ignorancia se han destruido civilizaciones enteras, se ha derramado sangre y todo por imponer los criterios humanos. “Lo mío es mejor que lo tuyo” “Yo tengo la verdad absoluta”.
Nos volvemos tan legalistas que se nos olvida el rostro de ese Jesús humanado, que siendo Dios se sentó a la mesa con los publicanos y los fariseos; ese Jesús que no condenó a la prostituta, a ese Jesús que inclinó su mirada no para denigrar, ni condenar, sino para restituir la dignidad a las personas. Somos tan flacos y mediocres que no vemos nuestra viga, pero si la paja en ojo ajeno; la gracia del Amor nos transforma en personas libres y auténticas, en seres que incluyen a los demás que siendo distintos en religión, clase social, vivencia de la sexualidad, raza, lengua, si son padres o madres solteros, divorciadas, jamás comenten injuria contra nadie, dado que todos somos uno en Aquel que nos hace libres para amar. Sin embargo, me causa tanta tristeza ver cómo hay personas que se dicen estar en presencia de la Presencia y estar tocados por el Maestro Jesús y sólo son fariseos que condenan al publicano, se convierten no en auténticos discípulos sino en sepulcros blanqueados, ¿a eso llamamos una persona convertida? Sí, convertida en un manojo de mediocridad, en personas que sólo buscan librar sus culpas haciendo pedazos a los otros. Que se esconden en un traje de bondad, de honestidad, de transparencia, pero que en su corazón sólo hay una cobardía tan grande que tienen que escudarse en no dar la cara y dañar el rostro ajeno.
Por cierto, en los credos con tradición, uno de los rasgos más importantes es el no dañar al otro, porque comparte una dimensión que es sagrada, la dignidad. Los grandes maestros espirituales y aún los filósofos llaman a esto sentido de empatía o de fraternidad. Cuando decimos que estamos en un camino de conversión o en la vía espiritual, el rostro del otro me pide que me comprometa, que me haga responsable de él, no en un sentido de dependencia, sino de regresarle la dignidad, de escucha, de amor; quienes estamos dentro del mundo espiritual en cualquier denominación ¿Somos capaces de responsabilizarnos de los otros? ¿Somos capaces de no proferir palabras lastimeras en contra de aquel o aquella que tiene otra visión de la vida, que tiene otra cosmovisión? ¿Somos capaces de enviar amor y bendiciones a todo aquel que me ha lastimado? ¿Hasta que punto puede llegar nuestra laxitud frente al rostro del otro? Los grandes maestros se plantearon esto, y con la sabiduría que proviene del que es Tremendo y Fascinante decidieron entregarse a todos, sin importarles su origen, su condición, importándoles sólo la persona, su mirada sedienta y su camino que ansía la búsqueda de la unión con los demás y con el que es Amor.
Entendamos que vías hay muchas, que no podemos reducir el Amor a un sólo camino. ¡Qué tonto sería aquel que dijera que el universo está compuesto sólo por las estrellas que miran sus ojos! Cada persona tiene la posibilidad de vivir dentro del credo que decida, o no vivir apegado a ninguno, sólo recordemos que el Amor es lo que nos mueve. ¿Cómo amo? ¿Qué tan amigo soy de mis amigos? ¿Sé ser realmente amigo? ¿Cómo estoy haciendo mi existencia? ¿Qué me ata para no ser libre? ¿Por qué profiero palabras lastimeras en lugar de miradas cálidas? ¿Por qué ayer te decía te quiero y hoy te condeno? Estamos en un estado de letargo que sólo causa dolor, pérdida, naufragio. Tratemos de responder una de estas preguntas para que nuestro mundo color de rosa se haga mil pedazos, y entremos al estado de conciencia de los grandes maestros.
No convirtamos la religión, el credo, en algo que dañe y cause laceraciones en los demás y en nosotros, no ofendamos a los demás porque realizan oraciones a sus divinidades. Tal vez haya quien diga que eso es idolatría, que fulano, mengana, está yendo en contra de lo que dice tal o cual religión; el mayor idolatrismo es el que hacemos con nuestras personas, el ponernos siempre como los mejores, los únicos, como los puros y los santos, como los que ya están convertidos; el tener imágenes es sólo la manera de expresar la cercanía que se tiene con el Amor, de ése Dios que se ha revelado como ha querido. Cada uno expresa su amor, su devoción, su piedad como le viene en gana, siempre y cuando no lastime a los otros. Si Andrés le reza Shiva que dentro de su oración se acuerde de sus amigos, si Clodomiro hace una ofrenda a Isis que recuerde al que tiene necesidad, si Josué va a la mezquita que haga una oración por la paz mundial, si Gabriel hace un ebó a Elegguá que se acuerde de aquellos que no tienen trabajo, si Petra ora en la iglesia al Señor Jesús que pida la humanización del mundo. Caminemos por la senda de la humildad, eso es lo que nos conduce a la unidad; pidamos ser humildes para poder ver luz en la mirada triste. Dice San Pablo “procuren tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús”, es el reto, sentimientos de unidad, de diálogo, de servicio, de testimonio, de libertad, de autenticidad. ¿Quién de nosotros lo acepta sin importar que él sea un Judío y no un cristiano evangélico, pentecostal, católico? Vamos, quién acepta este camino que propone el Maestro Jesús, un camino seguro, que pocos viven, porque realmente es un camino de trascendencia en la unidad. Lo mismo menciona Buda, IFA, el Talmut, el Zen, quién se anima a ser auténtico dentro de lo que cree.
Estar y ser en la vida es ser coherentes en nuestro pensamiento, en nuestra palabra y en nuestra acción, esto nos hace auténticos seguidores del credo que profesemos, ya que siendo coherentes sabremos que Dios Padre-Madre nos ama por igual y quiere lo que nosotros queramos para ser felices y testimoniar el amor que se nos da cada día de nuestra existencia.
No lastimes a los otros por sus creencias, hay quienes pueden darte una orientación desde su experiencia personal. Cada uno de nosotros podemos nutrir nuestra vida compartiendo la vida con alguien que tenga una cosmovisión distinta. No tratemos de “convertir” al otro, si no nos hemos convertido nosotros. Y aun convertidos, ama y respeta al otro, él sabe el para qué profesa lo que profesa. Sólo recodemos que cada uno es una vía por la cual se comunica el Amor que viene del que es Tremendo y Fascinante. Dejemos que la gracia del Amor se comunique por la vía que más desee, no le pongamos límites a eso que es ilimitado, infinito, Tremendo y Fascinante.
Luz y Bendiciones.

Con respeto a cada uno de ustedes, esperando que en su oración me recuerden.
Francisco
Bendice, Ama
y Agradece

lunes, 12 de enero de 2009

Padre-Madre Nuestro

Padre-Madre.
Respiración de la Vida.
¡Fuente del sonido, Acción sin palabras, Creador del Cosmos!

Haz brillar tu luz dentro de nosotros.
Entre nosotros y fuera de nosotros.
Para que podamos hacerla útil.

Ayúdanos a seguir nuestro camino.
Respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti.

Nuestro Yo, en el mismo paso.
Pueda estar con el Tuyo.
Para que caminemos como Reyes y Reinas.
Con todas las otras criaturas.
Que tu deseo y el nuestros.
Sean uno sólo, en toda la luz.
Así como en todas las formas.
En toda existencia individual.
Así como en todas las comunidades.
Haznos sentir el alma de la tierra dentro de nosotros,
Pues, de esta forma.
Sentiremos la sabiduría que existe en todo.

No permitas que la superficialidad.
Y la apariencia de las cosas del mundo nos engañe.
Y nos libere de todo aquello que impide nuestro crecimiento.
No nos dejes caer en el olvido.
De que Tú eres el Poder y la Gloria del mundo.
la canción que se renueva de tiempo en tiempo.
Y que todo lo embellece.
Que Tu amor esté sólo
Donde crecen nuestras acciones.

Así sea
Por siglos de siglos…