lunes, 26 de marzo de 2012

Signo de Universalidad...


[...] había unos griegos que se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: "Señor, queremos ver a Jesús". Esta es una de las citas con las que iniciaba el Evangelio en el quinto domingo de Cuaresma.
Estas palabras que nos anuncia Juan son de importancia, pues los helénicos que están dentro de Palestina no son de la muchedumbre, son de la clase acomodada, de la élite de la época. Ellos, quieren que les presenten a Jesús, a ese hombre que está causando revuelo en aquellos poblados.
Los griegos hombres de razón, de discurso son los que van en busca de Jesús; ellos se acercan a Felipe quien va con Ándres para decirle lo que está pasando, y éste a su vez va con Jesús quien dicta un discurso para dar respuesta a la visita de estos hombres.
La situación es importante, dado que aún no siendo seguidores de Jesús quieren descubrir por sí mimos qué es lo que hay en este hombre que tiene tantos adeptos; el mensaje, el testimonio, la vida de éste les causa intriga. Tal vez, quieren argumentar y contra argumentar la postura de ellos con Jesús, sin embargo, sólo "quieren verle".
Aquí encontramos el signo de la universalidad del mensaje del Jesús Histórico, quien no sólo ha venido por los de su pueblo sino por los que no son de su rebaño. Los matices de transcofecionalidad que se dan en la época son de suma importancia, ya que ahora nos encontramos ante una situación muy similar; el hombre y la mujer contemporáneos preguntan, van al hecho mismo, aplican juicios de valor, se consumen por conocer a quienes están haciendo cambios sociales, políticos, culturales; desean estar cerca de aquellas personas que están cambiando las conciencias y que no sólo están actuando como los grandes jefes de la política, de la religión o de la cultura mirando desde arriba. Los griegos son esa imagen de quienes no sólo se quedan con la borregada sino que nos abren los ojos para que veamos, escuchemos, vayamos a "ver". Los griegos, representan a los extraños de la época; hombres y mujeres que necesitan de una mirada, de una palabra de aliento que les anuncie la esperanza para sus corozanes. Aunque ellos no son monoteístas tienden a una persona que ha manifestado a un sólo Dios, su Padre, quien lo glorificará.
Siendo extrajeros, extraños podemos escuchar a quienes traen noticia de esperanza, no sólo quienes pertencen a un grupo pueden tener acceso al mensaje. Seamos como los griegos que se acercaron a Felipe para ver a quien trae esperanza y descubramos que todos en este mundo podemos contribuir para el cambios social, tenemos que abrir nuestra mente y nuestro corazón a las propuestas de quienes nos abonan signos de paz y esperanza en este contexto de oscuridad y pesadumbre.

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